sábado, 29 de noviembre de 2014

ENTREVISTA V



ENTREVISTA V
>>Jesús lo obedece. Pero yo ya lo único que deseo es que termine lo que se está convirtiendo para mí en un auténtico suplicio. Aunque me sirve para que se disipen mis dudas sobre una relación que consideraba incompatible y, viendo la cara de felicidad que se le está poniendo a Jesús después de sus primeros llantos, incluso me siento moderadamente satisfecha.
Como también en ese momento veo que a la dulce Penélope se le humedecen los párpados, se los seco con la yema de mi dedo pulgar, le acaricio su linda melena y le ruego:
PAULA- Pe, por favor, tranquilízate, cielo, no llores.
PENÉLOPE- Gracias. No te preocupes, soy muy llorona pero estoy bien. Cuando terminan -prosigue-, Sebas le da un azote en el culo a Jesús, lo besa en la boca y le dice:
“Anda, guapo, a ducharte y te vas. Mañana hablamos”.
>>En ese instante solo ansío tomar la puerta y echar a correr como una loca escaleras abajo detrás de Jesús.
“Sebas”, le digo con palabras que tiemblan y apenas me salen, “debo irme, mañana tengo que madrugar”.
“Pero qué dices, guapa, si ni siquiera hemos echado nuestro polvo. No querrás irte con el mal recuerdo de la polla de Jesús que he visto que no te ilusionaba demasiado”.
“Pero es que tengo clases a primera hora y necesito dormir”.
“Lo que tú necesitas lo sé bien yo. Y de esas clases es mejor que te vayas olvidando. ¿Qué pretendes con los malditos estudios?”.
“Pues una carrera y el día de mañana poder ganarme la vida”.
>>Se ríe, el muy cabrón.
“O sea, dinero, al final todo se reduce a dinero. Pues si ese es el problema no te preocupes. Conmigo puedes ganar mucho más en un año de lo que ganarías con esos estudios de...
“Psicóloga”, respondo con un hilo de voz.
“Comecocos. No se necesitan más comecocos, ya hay demasiados en la tele, entre políticos, curas, locutores de radio... Mira preciosa, tengo trabajando para mí varias chicas, todas jovencitas y muy monas, pero ninguna tan elegante, tan guapa ni tan sexy como tú y aún así se ganan una buena pasta. Serías un bombazo. Tú y yo podemos hacernos de oro”.
>>No puedo creerme lo que me propone. Siento un nudo en el estómago y me entran ganas de llorar pero me hago la valiente.
“Sebas”, le digo utilizando su propio vocabulario, “¿no te importaría que me follaran otros hombres?”.
“¿Follarte?”, saltó como una máquina, “follarte solo voy a follarte yo, preciosa. Con ellos se trata de simples negocios, clientes a quienes prestas un servicio y cobramos. No creas que voy a ponerte en una esquina como a una puta cualquiera. En mi agenda figuran nombres con mucha pasta que estarían dispuestos a pagar lo que les pida por un polvo con un bomboncito tan dulce como tú. Además te compraré zapatos y vestidos elegantes y te llevaré a salones de belleza para que le den un aire travieso a esta carita angelical. Me gusta que parezcas una virgen pero un poco viciosa”.


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