ENTREVISTA
XVI
PAULA-
No habías terminado de contarme tu linda mañana en la pradera a la
orilla del río.
PENÉLOPE-
No pensaba esconderla. Entre otras cosas porque cuando terminamos me
consideraba la chica más afortunada sobre la superficie de la
tierra. Tomó la toalla. Le pregunté:
“¿He
sangrado?”.
“Unas
gotas solo”
>>E
hizo un rebujo con la toalla, me limpió y luego la arrojó hacia
unos matorrales.
“No
seas cochino”, le dije, “¿cómo la tiras ahí?”.
“Puede
serle útil a alguien. ¿Qué quieres, guardarla como recuerdo?”.
>>Nos
abrazamos y, con toda la chica “ecológica” que sabes que soy, me
olvidé de la toalla. Lo único que no se me había olvidado era lo
de Miqui. Me daba rabia que lo hubiera hecho con ella y creo que
también celos de que siendo una mocosa lo hubiera disfrutado antes
que yo.
“Pero
hay algo, Rafa, que no te perdono”, le dije.
“¿Qué
me ha salido tan mal?”
“No
puedo creerme que también se lo hayas roto a Miqui”
“¿Quién
te ha dicho que me he follado a la prima?”
“Tú”
“¿Yo?
No recuerdo que esas palabras hayan salido de mi boca”.
“Cuando
te lo he preguntado no lo negaste, y por la manera de reírte
entiendo...”
“Oh,
Pe, veo que tienes una fantasía muy calenturienta, ¿sabes que eso
puede ayudarnos mucho a que disfrutemos del sexo?”.
“No
disimules ahora”
“De
todos modos no tendría nada de extraño un buen polvo con la
primita. No es tan guapa como tú pero está hecha un bomboncito y es
un poco golfa. Lo que sí te aseguro es que virgen no es”.
“¿Cómo
lo sabes?”
“Tiene
un ligue. Lleva saliendo unos meses con el Pipas”.
>>Es
como llaman al chico del quiosco, como mucho un año más joven que
Rafa.
“Pero
si no es más que una niña”
“Oye,
Pe, si tenéis casi la misma edad”.
>>Echando
cuentas con los dedos como una boba, comprobé que si yo cumplía
dieciséis en noviembre y ella, aunque hubiera nacido un año después
que yo, es de principios de julio, en ese verano en concreto las dos
teníamos quince.
>>Miqui
era muy mona pero bajita y eso contribuye a que Montse y yo la
considerásemos una cría para permitirle jugar con nosotras de
pequeñas. Aunque mirándola bien compensaba con un buen culo y unos
pechos más que considerables. Es, como dicen los tíos, “de las
que les salen las tetas antes que los dientes” y ya con catorce sus
curvas, que siempre se ha encargado de resaltar, llamaban la
atención. Creo que le gusta que la miren. De hecho los comentarios
de Rafa no me dejaron más tranquila.
“Y
por cierto, según dice el Pipas, ahí donde la ves es una fierecilla
follando”
“¿Por
qué os contáis esas cosas los chicos?”.
“A
algunos les gusta alardear de sus polvos”.
“Tú
no irás a contarle lo nuestro a tus amigos”.
“Yo
no necesito contar, Pe. Creo que los que lo hacen es porque realmente
follan poco y necesitan darse ánimos”.
“Pero
dices que el Pipas con Miqui...”.
“Con
toda la cría que la consideras no creo que tenga suficiente con ese
capullo. La he visto tonteando con otros y no me extrañaría que le
pusiera los cuernos”
>>Me
entraron dudas. Dudas que no me han desaparecido a día de hoy, pues
el muy gamberro comenzó a picarme con insinuaciones de lo más
cochino, llegando incluso a decirme algo que me ofendió.
“En
realidad, Pe, todas las mujeres de la familia sois un poco viciosas,
os gustan mucho el sexo y los tíos”.
>>Ya
habíamos tomado la bicicleta aunque caminábamos los dos y para
chincharlo le dije:
“Menos
tu madre, claro”.
“Mi
madre es la excepción”.
“Y
tu hermana”.
“Por
mi hermana ya no pondría yo la mano en el fuego”, dijo el muy
golfo.
>>No
me había gustado ese comentario, pero como me llevaba cogida por el
hombro y me besaba cada dos por tres en la mejilla y yo comenzaba a
sentirme muy enamorada de él, solo le dije:
“Rafi,
ya sé que algunas cosas las dices para excitarme o tomarme el pelo,
pero tienes que distinguir aquellas que no me gustan y evitarlas, por
favor”.
>>Sonrió
con su sonrisa maliciosa, me tomó de la cintura y con la bici
apoyada en su trasero me regaló el último y apasionado beso de
aquella bonita mañana.
PAULA-
Te felicito. No todas hemos tenido la suerte de vivir una mañana de
verano tan estupenda.
PENÉLOPE-
Cuando regresamos, la abuela nos estaba esperando a la puerta de casa
hecha un basilisco.
“Pero
¿puede saberse de dónde venís a estas horas? Son casi las cuatro
de la tarde y la comida se habrá quedado buena. Hace dos horas que
mandé a Montse en vuestra busca y fue incapaz de encontraros”.
>>Yo
me puse colorada y miré a Rafa, esperando que contase con buenos
recursos para calmar a la abuela. Como siempre, no le costaría
demasiado. Primero le mintió sobre el destino y los motivos de
nuestro paseo. Después con que se nos había pinchado la bici. Y
cuando la abuela le respondió, “pues yo no la veo pinchada”,
diciendo que precisamente lo que nos había retrasado era reparar el
pinchazo. Y por si no la creía le estampó un sonoro beso y le dijo,
“ande abuela, no se ponga así, que si me invita me quedo a comer
con Pe. Ya sabe que conmigo se lo comerá todo”.
>>Y
mi abuela volvió a llamarle granuja como de costumbre y se rieron y,
claro, se quedó a comer con nosotras. Y mi abuela, tan encantada
como yo.
PAULA-
La verdad es que te considero muy afortunada, Pe. La mayoría de las
ocasiones los “estrenos” sexuales resultan cuando menos
decepcionantes. Y te hablo por propia experiencia. El que tu primo
Rafa consiguiera complacerte como si fueras para él una auténtica
diosa creo que ha influido en que hoy seas una chica que goza tanto y
tan bien con el sexo.
PENÉLOPE-
¿Tú crees?
PAULA-
Bueno, la verdad es que yo fui una de las que se llevaron un pequeño
chasco en la primera relación y ahora también disfruto a tope
normalmente. Será que somos así.
PENÉLOPE-
Es una suerte, ¿verdad?
...
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