martes, 24 de febrero de 2015

 JUGUETES ERÓTICOS

PAULA- Hoy, Penélope, me gustaría conocer algunas opiniones tuyas sobre los juguetes eróticos. Lo primero, ¿te gusta jugar?

PENÉLOPE- Me encanta jugar. A las chicas siempre nos ha gustado jugar. Y a los chicos también. El juego no solo nos divierte o alboroza, sino que también nos ayuda a descubrir nuevas sensaciones.

-¿Tu juguete preferido?
-Las manos y la lengua de mi amante. 
-Me refería a juguetes eróticos artificiales.
-No siento preferencia por ninguno. Mejor dicho, siento preferencia por todos. Depende del momento y la situación. El mérito que atribuyo a los juguetes eróticos es su capacidad para despertar tus fantasías. Y esas fantasías que despiertan son las que los convierten en maravillosos, o no.

-¿Los prefieres para situaciones íntimas a solas o para compartir con tu pareja?
-También depende. Lo que procuro es que no se conviertan en "sustitutos" de un amante. Solo en su complemento. Si lo introduces en la relación con tu chico y eso ayuda a potenciar tus ganas y tu satisfacción, maravilloso. Si se convierte en un obstáculo (a veces sucede), procuro evitarlo. Y ahí tampoco veo demasiadas diferencias con los mágicos momentos en que te apetece gratificarte a solas. Hablo de mí, pero hay noches -o mañanas- en que me ha apetecido acariciarme simplemente con los dedos, cerrar los ojos y dejarme llevar por el deseo. En otras ese deseo me suplica la "compañía" de algún "cariñoso" objeto y yo se la doy.

-¿Sueles comprarlos tú o los recibes como regalo de tus amantes?
-Los he comprado, pero si alguien me gusta prefiero que me los regale porque eso me ayuda a que cuando lo utilice lo asocie con él.
-Y ¿puedes contarme cuál es el que más satisfacción (en todos los sentidos) te ha proporcionado de los últimos que has recibido?
-Me hizo una especial ilusión un sensible womanizer que me regaló Alex, mi chico, al regreso de nuestro viaje de novios. Como te decía, pienso que influyó el momento y la persona para que valore ese regalo aunque reconozco que mi clítoris también se siente muy agradecido con las tiernas caricias que le proporciona.
-¿Alguna vez te ha hecho sentir "culpable" (me refiero a esa rara sensación de que estás privando a tu chico de algo que le gustaría) el gratificarte con un -generalicemos- "consolador".
-Nunca, la verdad, Paula, nunca jamás. Pienso que nuestra sexualidad es eso, nuestra, y debemos disfrutarla cómo, cuando y con quien nos apetezca. A la única persona a la que debemos "fidelidad" en el sentido en que estamos hablando, es a nosotras mismas.
-Muchas gracias, Penélope. Continuaremos con nuestras conversaciones.
-Cuando quieras, Pau.

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